El Exorcismo

Vengo para penetrar tus defensas,

romper tus paredes y asegurarme de que

los dos lleguemos a la misma vez

al mismo punto

en esta historia.

 

Terminó la música

y esto es como el Exorcista,

porque los créditos se acabaron,

ya nos confesamos,

y vengo con  trucos y Catecismos

para sacarte el demonio escondido

detrás de esos ojitos de María Magdalena.

Y yo sé por tus hábitos

que te estás haciendo como si fueses

monja o santa… lo primero que te prometo es arrancarte

las n en medio de esas dos palabras

que te hacen ser mujer deshonesta.

 

En esta inquisición pretendo sentenciarte

para un azote como el del Mesías,

prenderte como hereje que eres al sonreírme así como haces ahora,

darte fuete como pandereta de aleluya y castigarte sin perdón alguno.

 

Con mi don de lengua de fuego

pretendo arrodillarme como penitente y predicarte divinamente

un Nuevo Testamento sermón por sermón,

que se tardara más que un Rosario con un sacerdote tartamudo,

culminando en capítulos con Revelaciones que crecen

como Apocalipsis y te dejaran hablando en lenguas

cantando alabanzas.

 

Confesarte y confirmarte con el Todopoderoso

en un sacramento que parece la unción de los enfermos,

porque en la cama vas ver a Dios

mientras pasas por un martirio como la crucifixión de San Pedro.

 

¡Ave María Purísima!

 

Pretendo multiplicar mucho mas

que panes y pescados contigo…

quiero hacerte correr como agua y vino,

amarrada a la cama como Linda Blair.

Y cuando llegue la hora de tu salvación,

recomiendo entonces que te prepares espiritualmente

para la segunda venida.